Introducción
El tiempo histórico que nos ha tocado vivir no puede ser más apasionante e interesante, se mire por donde se mire. La historia nos ha puesto delante treinta años en los que se va a reconfigurar una parte sustancial de las instituciones de nuestra civilización y de los elementos de nuestra cultura. Nos hacen falta mejores arquitecturas de toma de decisiones en lo público, en lo mercantil y en lo privado. Y, lo que es más importante, nos hace falta otro talento con el que vivir, trabajar, dirigir, descansar, aprender, soñar…
Este libro está escrito para quienes quieran ser protagonistas de los cambios que se van a producir en las próximas tres décadas. Ser protagonista en estas circunstancias es un privilegio y, sobre todo, una responsabilidad. Como aconsejaba Gandhi, debemos convertirnos, en nuestras propias vidas, en el cambio que nos gustaría ver en el mundo. Pues bien, este libro nos proporciona varias pistas para ello y podrá convertirse en un referente de las decisiones que tendremos que tomar para alumbrar en nosotros ese nuevo orden de cosas que nos gustaría ver en el mundo.
Realidad y tendencias del mercado profesional
¿Cuántos de nosotros diríamos que tenemos una vida profesional apasionante? ¿Y cuántos pensamos que el diseño de nuestro puesto está a la altura de nuestras cualificaciones? ¿Cuántos de nosotros pensamos que gran parte de las tareas que realizamos cada día en nuestro trabajo podría acabar haciéndolas un software o un becario (o en otras palabras, alguien con muchas menos cualificaciones, pero bien entrenado)? Si no tenemos la sensación de que nuestro trabajo nos hace aprender cada día más y de que nos está brindando la posibilidad de crecer profesionalmente, haciendo que nos movamos entre la expectación y el apasionamiento, quizás deberíamos cambiar el rumbo de nuestra vida profesional. Miremos a nuestro alrededor y nos daremos cuenta de que hay multitud de profesionales (tal vez, incluso, nosotros mismos) cuyo talento está desaprovechado.
En noviembre de 2005, McKinsey publicó un informe titulado The vanishing middle market que muestra claramente una de las tendencias actuales: la polarización del mercado. El informe explica cómo la demanda en muchos sectores e industrias tiende a desplazarse a los extremos. De modo que se va al high-end (productos y servicios sofisticados y complejos para clientes con necesidades altas), o al low-end (productos y servicios simples y de pocas prestaciones para clientes con necesidades bajas); mientras tanto, en el middle-market (caracterizado por vender productos y servicios con prestaciones medias, con un precio medio y para un cliente medio), la demanda tiende a contraerse.
Y a los profesionales nos va a suceder lo mismo. O nos formamos en instituciones de primer nivel, no dejamos nunca de estudiar y de aprender, y nos especializamos para aportar verdadero valor al mercado, a cambio de una alta retribución (profesional high-end); u optamos por una capacitación mucho más simple y rápida, que nos permita acceder a puestos de trabajo muy requeridos y moderadamente retribuidos (profesionales low-end), ya que hay un exceso de profesionales middle-market, que están “demasiado” cualificados para las tareas que realizan y el valor que aportan a sus empresas, y que pretenden alcanzar o mantener retribuciones altas. En este tramo, por tanto, la batalla por la supervivencia será cada vez más dura: la actual crisis económica ya se está cobrando víctimas a un ritmo acelerado…
Por otra parte, muchos de los puestos de trabajo de los próximos treinta años no se han diseñado todavía. Y este reto no lo van a liderar los Gobiernos ni las instituciones, sino profesionales despiertos que sepan capacitarse —y también venderse— para desempeñar nuevas tareas críticas en las empresas, como, por ejemplo, la de ser especialista en temas de innovación, o resolver ineficiencias estructurales por medio de la utilización de las herramientas de comunicación 2.0.
La polarización de los profesionales tiene implicaciones tanto para nosotros como para las empresas. Para nosotros, pues habrá que diferenciarse en el mercado de profesionales siendo excelente en aquello que soñemos; y a las empresas, les conviene reconsiderar sus políticas de contratación, ya que cada vez será más insostenible contratar a profesionales sobrecualificados para realizar tareas de valor medio o bajo; podrán, en cambio, subcontratar a especialistas como consultores externos, y esta tendencia hará que cada vez haya en el mercado más profesionales con marca personal con más cualificación y experiencia.