Introducción
Nuestras vidas se van moldeando a través de nuestras relaciones con los demás. Cuando mantenemos una larga conversación con un amigo o, simplemente, realizamos nuestro pedido en un restaurante, cada contacto tiene algún tipo de repercusión. Raramente los resultados de nuestros encuentros son neutros: casi siempre son positivos o negativos. Y, a pesar de que las damos por descontadas, estas relaciones se van superponiendo y tienen un efecto profundo en nuestras vidas.
Este libro constituye una síntesis amena acerca de cómo las emociones positivas que transmitimos a los demás y las que los demás nos transmiten a nosotros cambian nuestras vidas, relaciones, productividad e incluso influyen en nuestra salud. Para comprender los fundamentos de este libro, basado en años de investigación en el campo de la Psicología Positiva, debemos explicar la sencilla metáfora del "cucharón y el cubo" elaborada por Don Clifton y que sirve para clarificar el propio título del texto.
Cada uno de nosotros posee su propio cubo de emociones. Cuando está lleno nos sentimos bien, cuando está vacío nos sentimos fatal. Se llena con las emociones positivas y se vacía con las negativas. Nosotros podemos contribuir a llenar o vaciar ese cubo en función de lo que decimos o hacemos y otros hacen. Cada uno de nosotros dispone también de un cucharón. Cuando empleamos nuestro cucharón para llenar los cubos de los demás —siempre que hacemos o decimos algo que potencie sus emociones positivas— también estamos llenando nuestro propio cubo. Pero cuando utilizamos nuestro cucharón para vaciar los cubos de los demás —siempre que hacemos o decimos algo que merme sus emociones positivas— nos vaciamos nosotros mismos. Cada gota del cubo nos fortalece y refuerza nuestro optimismo. Pero, cuando alguien se dedica a vaciar nuestro cubo, nos duele.
De esta manera, cada día nos encontramos ante una disyuntiva: podemos llenar los cubos de los demás o podemos vaciarlos. Se trata de una elección fundamental, capaz de afectar profundamente nuestras relaciones, nuestra capacidad de trabajo, nuestra salud y nuestra felicidad. Esta es la teoría del cucharón y el cubo, que ofrece la premisa fundamental de la que parte este libro. En las siguientes líneas usted descubrirá un lenguaje sencillo que puede emplear y compartir con los demás; un resumen de los descubrimientos de algunas investigaciones que pueden serle útiles en su vida diaria; historias reales de cucharones y cubos; métodos para eliminar la negatividad en el trabajo y en la vida; y cinco estrategias probadas para potenciar sus emociones positivas.
Las actitudes negativas aniquilan
Después de la guerra de Corea, el mayor William E. Mayer, doctor en Medicina que más tarde se convertiría en el director de Psiquiatría del ejército de Estados Unidos, investigó a mil prisioneros de guerra americanos que habían estado detenidos en campos de Corea del Norte. Estaba interesado ante todo en estudiar uno de los casos de guerra psicológica más extremo y perverso nunca vistos, y que había tenido unos efectos devastadores en sus víctimas.
Los campos donde habían estado detenidos los soldados americanos no fueron catalogados como especialmente crueles o atípicos de acuerdo con las normas convencionales. De hecho, en los campos de prisioneros de guerra de Corea del Norte se registraron menos denuncias de maltratos físicos que en cualquier otro conflicto importante a lo largo de la historia. Entonces, ¿por qué murieron tantos soldados americanos?
Mayer había descubierto una nueva dolencia en los campos de prisioneros: la enfermedad de la desesperanza. No era extraño que un soldado se encaminara hacia su cabaña, mirara a su alrededor y decidiera finalmente que no tenía ningún sentido seguir esforzándose en su propia supervivencia. Se dirigía solo a una esquina, se sentaba y se cubría la cabeza con una manta. Al cabo de dos días moría. Los médicos definieron este fenómeno como mirasmus, que en palabras de Mayer significaba ‘falta de resistencia, pasividad’.
Si a los soldados los hubieran golpeado, escupido o abofeteado se habrían enfurecido. Su enfado les habría proporcionado una motivación para sobrevivir. Pero ante la falta de motivación, simplemente morían, a pesar de que no existía ninguna razón médica que justificara esas muertes. A pesar de una aplicación muy reducida de las torturas físicas, el mirasmus provocó que el porcentaje de muertes en los campos de prisioneros de Corea del Norte se elevara hasta un increíble 38 %, el nivel más alto en toda la historia militar de Estados Unidos. Lo que resulta aún más sorprendente es que la mitad de esos soldados murió sencillamente porque se había abandonado. Se había rendido por completo, tanto mental como físicamente.
¿Cómo pudo ocurrir? La respuesta se encuentra en las tácticas mentales extremas empleadas por los captores de Corea del Norte. Utilizaban lo que Mayer describió como "el arma de guerra" definitiva. Mayer determinó que el objetivo de los norcoreanos era "negar a los hombres el sostén emocional que las relaciones interpersonales proporcionan". Para lograrlo, los captores empleaban cuatro tipos de tácticas: la delación, la autocrítica, la ruptura de la fidelidad hacia los líderes y el país, y la ausencia de cualquier apoyo emocional positivo.
Para fomentar la delación, los norcoreanos ofrecían a los prisioneros incentivos, como cigarrillos, cuando se traicionaban los unos a los otros. Pero ni el denunciado ni el soldado que le había delatado eran castigados; los captores fomentaban esta costumbre por una razón diferente. Su idea era quebrar las relaciones y lograr que los hombres se enfrentaran entre sí. Los norcoreanos sabían que los soldados serían capaces de hacerse daño entre ellos si los animaban a vaciar los cubos de sus compañeros a diario.
Para fomentar la autocrítica, los captores reunían grupos de entre diez y doce soldados y aplicaban lo que Mayer describe como "una psicoterapia de grupo distorsionada". En estas sesiones se le exigía a cada hombre que se levantara y confesara delante del grupo “todo lo malo que había hecho, así como los actos buenos que había omitido realizar”. El rasgo más importante de esta táctica era que los soldados no se "confesaban" delante de los norcoreanos, sino ante sus propios compañeros. Los captores crearon un entorno en el que los cubos de buena voluntad se vaciaban constante y despiadadamente mediante el sutil quebrantamiento del afecto, la confianza, el respeto y la aceptación social entre los soldados estadounidenses.
La tercera táctica fundamental empleada por los norcoreanos consistía en romper la lealtad hacia los líderes y el país. El método más destacado que utilizaban para lograrlo era el quebrantamiento lento pero inexorable de la lealtad de los soldados hacia sus superiores. Las consecuencias eran tremendas. En una ocasión, un coronel ordenó a uno de sus hombres que no bebiera agua de un campo de arroz porque sabía que estaba contaminada. El soldado miró al coronel y le espetó: "Compañero, tú ya no eres coronel; tú eres sencillamente un asqueroso prisionero como yo. Tú te ocupas de tus asuntos y yo de los míos". El soldado murió de disentería al cabo de pocos días.
Pero la táctica de negar todo tipo de apoyo emocional positivo al mismo tiempo que se inundaba a los soldados de emociones negativas era quizá la forma más pura y maligna de vaciado del cubo. Si un soldado recibía una carta de ánimo de su casa, los carceleros la retenían. Sin embargo, todas las cartas negativas, como las que comunicaban la defunción de un pariente o aquellas en las que una esposa comunicaba a su marido que había decidido no esperar más su regreso y que se casaba con otro hombre, se entregaban puntualmente a los soldados. Los efectos eran devastadores: los soldados carecían de una razón para vivir y perdían toda confianza en sí mismos, en las personas que amaban, por no mencionar a Dios o su patria. Mayer afirmaba que los norcoreanos habían llegado a generar en los soldados americanos una "forma de aislamiento emocional y psicológico jamás visto hasta entonces".
Movidos por la historia anterior de tortura psicológica y privación, y quizá llevados por la esperanza de que estos soldados no hubieran sufrido o muerto en vano, Don Clifton y sus compañeros decidieron estudiar el lado opuesto de esta horrible ecuación. Se plantearon la siguiente cuestión: si literalmente es posible destruir a las personas mediante refuerzos negativos implacables, ¿es posible potenciarlos e inspirarlos en mayor medida aún mediante niveles similares de apoyos positivos? Sus investigaciones dieron origen a la teoría del cucharón y el cubo descrita en la introducción de este resumen.
La teoría del cucharón y el cubo ha sido investigada, puesta en práctica y asumida por millones de personas en todo el mundo a lo largo de este último medio siglo. La gente que ha tenido acceso a esta teoría ha podido constatar que es inspiradora y que se puede aplicar fácilmente a la vida cotidiana. Y lo que es más importante, es una teoría que usted puede emplear para mejorar su vida desde ahora mismo.
Adrián Pérez Rincón
Libro increíble totalmente aplicable a la vida personal y empresarial
Holder Bookers Club
Muy bueno.
Juanjo Massó
Muy bueno.
FERNANDO MONREAL MODREGO
Un libro que pone de relieve algo que todos hemos experimentado sin pensarlo. Ahora a fomentar el llenado de los cubos...;-)
David Guzmán Quesada
Buen libro aprendí muchos conceptos nuevos sobre el positivismo
jeovani mollinedo
mi nuevo libro favorite, desee reprobar el quiz para volver a leerlo pero aprobé xd
David Morales
Increíble libro. A veces no nos damos cuenta que nos rodean demasiadas personas que se dedican a vaciar nuestro cubo.
Alejandro Alvarez
Wow, todos en cada momento tenemos la posibilidad de "llenar los cubos de los demás o de vaciarlos " y depende de lo que decidamos vamos a vivir experiencias más positivas o más experiencias negativas.
Verania Altamirano Toledo
Amé este resumen. Parece algo fácil y obvio, pero en realidad es poco común ver que se aplique tanto en las organizaciones como en las relaciones fuera de estas. Me ha tocado estar en lugares donde los directivos se dedican a vaciar los cubos de los colaboradores y hacen un ambiente muy tóxico.
Benjamin Miguel
Flojo, no dice nada nuevo.
Cristian Navarro Fernández
¡¡De mis favoritos de la biblioteca!! Consejos y herramientas útiles y fáciles de aplicar para desarrollar tus habilidades sociales y de liderazgo. Opino que a todo el mundo le vendría bien leerlo, haría del mundo un lugar mejor.
Carmen Erazo
ROMPER REGLAS PARA APORTAR........DAR LUZ A OTROS EN NUESTRO CAMINAR...............................ENCENDDER OTRA LUZ HACE QUE LA OSCURIDAD DISMINUYA.............................
Oscar Garcia Viñe
Vale la pena aplicarlo
Armando Sánchez
Muy buena metáfora la del cubo, y que impactante la forma de los Coreanos para con los prisioneros. En definitiva mantener la actitud positiva es una gran ventaja.