Introducción
Al dar con una idea sencilla pero elegante por primera vez, meditando los pros y los contras, se experimenta un verdadero placer. Pero, más gratificante aún que leer sobre las ideas de los demás, resulta solucionar los problemas uno mismo y experimentar, de primera mano, la alegría de entender la manera de hacer que las cosas funcionen mejor. Este libro le enseñará una serie de métodos sencillos para que genere sus propias soluciones ingeniosas.
Algunas personas tienen la idea de que dar con las soluciones concretas a los problemas de la vida real es algo que está reservado a los expertos; que las técnicas para la innovación están más allá de la capacidad de una persona media. Tonterías. La innovación es una habilidad que se puede enseñar (y aprender). Y es más, la capacidad de innovación está en todos nosotros. El problema es que el sentido de la innovación como ingenio cotidiano se pierde a menudo en este mundo de alta tecnología.
Buscar de forma permanente nuevas y mejores maneras de hacer algo es tanto una habilidad para perfeccionarse como una forma de vida. Cuando empiece a pensar con los métodos tratados en este libro, no tardarán en convertirse en su segunda naturaleza y comenzará a ver soluciones potenciales a los más diversos problemas por todas partes. De hecho, merece la pena que en su organización sea conocido como una persona generadora de ideas; como aquél que siempre dice: “¿Y por qué no?”.
Las buenas ideas y cómo generarlas
La innovación está envuelta en un mito de genialidad: hay quien dice que es un trabajo para científicos especialistas en ingenios espaciales y los chicos listos que rebosan creatividad. Aunque no discutamos que Edison y Einstein estaban hechos de otra pasta, si nos concentramos en la innovación fuera del ruedo tecnológico, la cosa ya no se parece a la ciencia aeroespacial.
De hecho, los inexpertos cuentan a veces con la ventaja de no estar constreñidos por el saber bendecido. Es más fácil pensar fuera del redil cuando uno ni siquiera sabe dónde está o cuál es el redil. Ignorar que “Esto es así y punto” o que “Eso se intentó una vez, pero fracasó” puede ayudar al no experto a hacer surgir nuevas ideas que el experto no habría descubierto.
¿Cómo hacer para imaginar lo inimaginado? Existe una estructura sencilla y recurrente para pensar fuera del redil que llamamos la actitud “¿Y por qué no?”. Consiste en una nueva forma de ver mejoras y soluciones potenciales a los problemas (sean grandes o pequeños) que solo están esperando a producirse. Se trata de ideas que se pueden ejecutar en la actualidad (o que podían haberse llevado a la práctica hace unos años) con que solo hubiera habido alguien con la inspiración y las agallas para hacerlo.
La actitud “¿Y por qué no?” se fundamenta en cuatro herramientas que pueden utilizarse de forma aislada o combinada. Son las siguientes:
- ¿Qué haría un millonario? Ante un problema dado, piense en cómo lo podría resolver si tuviera todos los recursos del mundo para hacerlo.
- ¿Por qué no siente mi dolor? Si la actuación de alguien causa perjuicios a los demás, hagámosle sentir el “dolor” al primero para que el problema quede resuelto.
- ¿Dónde más funcionaría? Nos preguntamos si no existirá ya alguna solución que, con algún ajuste, pueda resolver un problema.
- ¿Funcionaría al revés? Dele la vuelta a cómo se hacen normalmente las cosas y déjese sorprender por los resultados, sin censura previa.
No afirmamos que estas cuatro herramientas sean la única manera de generar nuevas ideas. Nada más lejos de la realidad. Las innovaciones que se basan en los avances tecnológicos siguen siendo una importante fuente independiente de progreso. Ni siquiera afirmamos que estas cuatro herramientas agoten la bolsa de herramientas “por qué no”. Pero creemos que aprender a utilizarlas de manera proactiva es un buen punto de partida, y le reportará sus frutos al ayudarle a producir infinidad de ideas nuevas.
La actitud “¿Y por qué no?” es un antídoto contra la complacencia. Los ejemplos que veremos a continuación desmienten la clase de fatalismo que sostiene que no se puede hacer nada con la mayoría de los problemas existentes porque ya está todo inventado. Es absurdo sugerir que todas las buenas ideas ya han sido pensadas y, sin embargo, es la eterna cantinela. Si muchas más personas utilizaran los cuatro métodos de la actitud “¿Y por qué no?”, el mundo podría convertirse en un enorme buzón de sugerencias…
Javi Viteri
Brillantes herramientas para ampliar la manera de encarar un problema o buscar activamente una solución