Introducción
Vivir sin miedos no solo es deseable, sino también posible. Cada vez más seres humanos toman la decisión de vivir sin miedos y, gracias a ella, se convierten en otras personas, en una versión mejorada de lo que algún día fueron. Se han atrevido a comenzar de nuevo.
Vivimos en un momento de la Historia apasionante y decisivo. Es un período de cambios exponenciales en lo económico, en lo social, en lo personal y en lo espiritual. Es un momento en el que si queremos salir adelante, tenemos que atravesar un profundo proceso de transformación.
Este libro trata sobre cómo vivir de manera desenfadada, feliz y en paz. Habla de encontrar el sentido de nuestra vida y de nuestro trabajo. Nos propone vivir desde la serenidad, la confianza y la alegría.
Vivir sin miedos apela a nuestra responsabilidad. Por ello, más que ofrecer soluciones nos formula preguntas necesarias para poder vivir con confianza, con sentido, y para encontrar el sentido de nuestra vida. El autor comparte con nosotros las preguntas, las fuentes, las anécdotas y los ejercicios que nos facilitarán la inspiración necesaria para llegar a vivir plenamente y sin miedo.
Definir objetivos
Nos preocupamos demasiado del “cómo”, cuando lo que realmente importa es el “qué”. Únicamente con el “qué” muy claro merece la pena pasar a trabajar el “cómo”. Si tenemos un “qué” bien definido, el “cómo” se presenta mucho más fácil de concretar: cuando contamos con un “qué” poderoso entre las manos, el “cómo” se convierte en algo irrelevante y secundario.
Una de las preguntas cardinales que tenemos que formularnos como seres humanos es la de cuál es nuestra vocación, cuál es nuestra misión, cuál es el sentido de nuestra vida. Es preciso que nos hagamos esta pregunta una y otra vez hasta que sintamos con certeza que sabemos a qué hemos venido a este mundo.
Definir objetivos es imprescindible para cualquier persona u organización. No obstante, unos objetivos mal formulados, no acordes con la esencia, los valores y, sobre todo, la misión de la persona u organización acaban por distraer más que por iluminar. Por eso, más vale que sintonicemos con nuestro yo más profundo o ese potencial que cada persona, por mero hecho de serlo, lleva dentro. Escuchar nuestro ser más auténtico nos facilitará la tarea de encontrar un camino lleno de significado en la vida.