Introducción
- Cuáles son los seis cilindros de la venta profesional.
- Las reglas de la venta profesional.
- La presentación de la venta.
- Los principios de la profesionalidad.
Los seis cilindros de la venta profesional
- Lo que determina el éxito no es la capacidad, sino el deseo. Todos tenemos la facultad de hacer mejor las cosas si realmente lo queremos. De igual modo, si queremos hacer algo verdaderamente mal también podemos lograrlo, independientemente de nuestra capacidad: lo mismo vale para el caso contrario. Esta es la situación de muchos jóvenes que abandonan la escuela antes de conseguir su diploma y, cuando comprenden la necesidad del mismo en la vida laboral, retoman las clases y pasan con éxito los exámenes. Lo que ha cambiado no es su capacidad: es su actitud.
- Establecer los objetivos. Si detectamos que nuestro deseo no es lo suficientemente fuerte, quizá una de las razones para ello estribe en que no hemos establecido claramente los objetivos que queremos alcanzar. Dedicar un tiempo a decidir qué es lo que buscamos se impone como solución. Nos servirá elaborar una lista de todo aquello que queremos conseguir a corto y a largo plazo, de aquello que es factible y de lo que no lo es en nuestra vida profesional, social o en nuestro tiempo libre. Para cada una de esas categorías habrá que determinar cuál será el primer objetivo que cumplir y comprometerse a ello fijando un plazo de tres meses como máximo.
- Planificar los objetivos. Es el desarrollo de la idea anterior: consiste en dividir el objetivo en una serie de fases verosímiles y fácilmente ejecutables. El éxito rara vez viene por azar y a menudo es planificado: de hecho, podría definirse como el trabajo conseguido gracias al conocimiento adecuado para llegar a realizarlo.
- Creer en uno mismo. Cada vez que enviamos a nuestro cerebro el mensaje de “No puedo”, este empieza a investigar nuevas maneras de demostrar que efectivamente “no podemos” hasta que encuentra muchas más pruebas de las que habíamos imaginado anteriormente. Lo inverso es igualmente cierto: si decimos “Puedo”, empezamos a pensar de manera creativa en cómo lograrlo. La confianza en uno mismo es el ingrediente más motivador, tal y como demuestran todos los que han conseguido superar records mundiales considerados imbatibles: creyeron en sí mismos.
- Reflexionar sobre cómo mejorar. Se trata de admitir que todo lo que hacemos es susceptible de ser perfeccionado. A menudo nos decimos que determinada tarea la hacemos lo mejor que podemos precisamente como excusa para no dar un paso más allá. A pesar de la actitud recelosa hacia el cambio que todos, en mayor o menor grado, albergamos debemos someter constantemente a prueba nuevos productos, nuevos sistemas y nuevas ideas. Esto nos permite concentrarnos en el presente y en el futuro y dejar atrás el pasado.
- Intentar ver más allá de las apariencias. En nuestra actividad y en nuestra relación con los clientes debemos esforzarnos en vislumbrar las posibilidades que existen más allá de las apariencias. Un ejemplo: clientes que hoy nos parecen insignificantes, pueden volver a cobrar importancia dentro de un tiempo.
- Desarrollar el hábito de felicitar a la gente. Muchos ejecutivos son rápidos a la hora de encontrar fallos en su personal o en sus compañeros, pero pocos saben felicitarlos cuando culminan con éxito una tarea. Felicitar a las personas les hace crecer. Los vendedores dependen a menudo de la ayuda y el apoyo de sus compañeros en la oficina y aplaudir su trabajo bien hecho o simplemente darles las gracias refuerza la relación con ellos.
- Fortalecer la confianza en uno mismo. La confianza proviene de nuestra familiaridad con los objetos y el entorno. Cuando empezamos una labor nueva a menudo nos enfrentamos con la falta de confianza. Existen cinco maneras de apuntalar nuestra seguridad: a) no buscar excusas si no rendimos o no conseguimos resultados; debemos pensar que sí podemos y seremos capaces de lograrlo antes o después; b) crear nuestra propia imagen positiva, pues es la manera de llegar a ser lo que pensamos que somos; c) no temer al fracaso y verlo tan sólo como un resultado insatisfactorio. La única manera de vencer el miedo es continuar haciendo aquello que nos lo provoca. d) La apariencia crea confianza: un mal aspecto denota falta de confianza en uno mismo y viceversa. e) Llevar la cuenta de nuestros éxitos, ya que a menudo solo recordamos los fracasos.
- Aguantar las malas rachas. Es útil recordar que en toda adversidad anida la semilla de un beneficio igual o mayor. Cada vez que nos enfrentamos a una crisis o a una situación difícil debemos intentar aprovecharla para nuestro bien.
- Entusiasmarse. Las cosas se vuelven interesantes o estimulantes fundamentalmente por el estilo de su presentación. Así, por ejemplo, un programa de televisión sobre historia o sobre física nos puede parecer mucho más atractivo que esas mismas asignaturas que hemos cursado en el colegio simplemente porque las presentan con más pasión y entusiasmo. Para conseguir ese estado de ánimo debemos practicar la sonrisa. Es difícil que el rechazo y los pensamientos negativos perduren ante una sonrisa.
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Richard Denny
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