“Canada Bill” Jones fue un legendario tahúr del viejo Oeste que sabía que la mejor mano no valía nada si un forastero llegaba a la ciudad con un revólver cargado. Cualquier convención anterior a la llegada a la cantina del pistolero revólver en mano era tan prescindible como una botella de agua para Billy el Niño. La Velocidad está cambiando el entorno empresarial tan rápido como ese pistolero.
Muchas empresas e industrias del siglo XX pensaron que la posesión de cuatro ases les garantizaría su posición, pero, por ejemplo, la aparición del intercambio de archivos y el mp3 hizo que todo cambiase en la industria de la música, que alegó que todo era un robo. Obcecadas, las discográficas vieron una amenaza y no una oportunidad en la irrupción de lo digital, y no trataron de sacarle beneficio económico. Igualmente, ¿qué habría pasado si Kodak o Polaroid se hubieran adaptado a la fotografía digital? ¿Y si las librerías Borders hubieran reinventado su negocio inspiradas por Amazon?
En el caso de Borders, esta empresa externalizó sus ventas online a través de Amazon y nunca le dio a lo digital un papel relevante. Al ceder el trozo virtual de su pastel, prescindió de lo más importante, la conexión con el consumidor. En 2011, Borders se declaró en quiebra, ya que sin una plataforma para gestionar y promover todas las interacciones con sus consumidores, una empresa carece de columna vertebral.
Estamos en la época de la información cuasiperfecta. En cualquier momento el público tiene acceso instantáneo al conocimiento de todos los productos y posee la capacidad de tomar la decisión que más le convenga. Este nivel de transparencia impide que una empresa se esconda tras la publicidad o los mensajes comerciales. Si hay algo que a la gente le importa, lo detectará. Además, ya no hay espacio para lo superfluo. Debes ser ágil.
Nike se mantiene en la primera línea porque se inspira en las implacables exigencias de los mejores deportistas, personas inteligentes y astutas que ansían mejorar y aprender. Además, posee el optimismo y la capacidad de trabajar muy duro para que nada salga mal. Igual que el deportista, Nike no se cruza de brazos cuando está ganando y nunca da nada por sentado. En cuanto crees que vas por delante, pierdes la concentración. En un mundo en el que una centésima de segundo marca la diferencia entre el éxito o el fracaso, el menor detalle puede marcar la diferencia. Obsesiónate con los detalles y el resto se solucionará solo.
También hay que buscar y dar feedback, como hacen los mejores entrenadores. En muchas empresas esto consiste en rellenar formularios en tediosas ceremonias anuales de evaluación de rendimiento. En cambio, el feedback debería inspirar la mejor ejecución en el momento en que pueda generar mayor impacto. Para esto hay que saber inculcar una mentalidad valiente con el fin de que los equipos aspiren a rebasar los límites de lo que antes se consideraba apropiado o factible. Aquello que hoy proporciona seguridad, confianza y autoestima podría no tener ninguna relevancia mañana, y por eso las cuotas de mercado pueden perderse rápidamente.
Eso es lo que le ocurrió a la empresa de software de datos Ashton-Tate, que a pesar de los errores de sus productos pensó que la interfaz de Windows no triunfaría. Confió en que la gente continuaría interactuando con ordenadores tecleando complejos comandos en un teclado en lugar de hacer un clic sobre una pantalla y no resolvió sus problemas con rapidez. Ahora Ashton-Tate es solo un recuerdo. Este ejemplo ilustra el hecho de que nunca ha habido un momento mejor para los emprendedores con ideas disruptivas.
Cualquier idea que facilite algo que ya hacemos es disruptiva, porque simplifica nuestras vidas y resuelve necesidades cotidianas de un modo más enriquecedor. Menos interfaz y más inteligencia, productos inteligentes y conectados. Sin embargo, las empresas consolidadas se vuelven reticentes a la innovación porque se sienten amenazadas y generan fuerzas que desalientan activamente las nuevas ideas. Por ello, la innovación debe institucionalizarse. Para que los líderes creen negocios sostenibles añadiendo valor para generar la máxima rentabilidad, es preciso que las estructuras organizativas sean sencillas, faciliten la toma de decisiones y potencien la experimentación.
Las grandes empresas rara vez se interesan por oportunidades que perciben como pequeñas. No se arriesgan con algo que puede reportar beneficios marginales, sobre todo si la base de su negocio funciona bien. Por eso son las startups las que lideran la innovación disruptiva que cambia las reglas del juego. Pero limitarse a ser revolucionario y pionero no basta. Solo cuando el cambio se combina con la escala, las organizaciones pueden cosechar beneficios. Por eso tiene sentido que una empresa consolidada actúe más como una startup y fuerce la disrupción creando una startup interna que actúe con libertad y conforme a las reglas de la Velocidad. Así generamos oportunidades de aprender asumiendo un riesgo relativamente bajo, porque la innovación es por naturaleza un experimento con resultados imprevisibles.
Silicon Valley es un ecosistema que genera startups de manera continua por la combinación de una mentalidad positiva, instituciones educativas como la Universidad de Stanford y emprendedores e inversores con ganas de desestabilizar a fin de conseguir lo que quieren. Para dominar la Velocidad es necesario entender la tecnología, pero sin venerarla, para prever oportunidades. ¿Cómo se logra esto? Usando una lente de ángulo amplio. Comencemos preguntándonos en qué medida el producto o servicio que queremos crear hará más fácil, mejor o más divertida la vida de la gente, en vez de plantearnos cómo puede afectar al balance. Eso es lo que hacen las empresas más exitosas.
A su vez, esta mentalidad surge de un amplio espectro de experiencias. El entorno y las influencias marcan una gran diferencia. En el caso de AKQA, la empresa de Ajaz, sus oficinas se encuentran en el entorno más multicultural posible a fin de contar con un amplio abanico de influencias. Ten curiosidad, observa a la gente y advierte los cambios en sus necesidades y comportamientos. Acomete algo nuevo cada día y llena el pozo con ideas basadas en tu área de interés o responsabilidad. Hazte con un ecosistema de noticias para tener distintos puntos de vista usando servicios como Flipboard, que combina medios consolidados con tuits y otras fuentes.
Recuerda que en los negocios no existen los pronósticos. Debes tener fe en una idea y luego contratar a los mejores para ponerla en práctica. Crea una cultura que celebre la experimentación y el aprendizaje tanto como los ingresos y los beneficios. Y al hacerlo, fíjate en el sello distintivo de las mejores compañías: atención al detalle.