Roba como un artista

Introducción

En el vasto universo de la creatividad, existe una paradoja intrigante que ha desconcertado a pensadores, artistas y soñadores a lo largo de la historia. ¿Cómo podemos dar vida a algo genuinamente nuevo y original en un mundo saturado de influencias e ideas? La respuesta a esta pregunta fundamental y liberadora reside en la habilidad de robar, pero no de la manera que tradicionalmente asociamos con el acto criminal…

Picasso, el maestro de algunas de las obras de arte más icónicas del siglo XX, una vez proclamó con audacia: "El arte es un robo". Esta declaración profunda nos sumerge en un concepto esencial: la originalidad rara vez surge de la nada. En contraposición, nuestras creaciones son fruto de un proceso continuo de influencia, reinterpretación y evolución constante. Es decir, que no robamos en el peor sentido de la palabra, sino que tomamos prestadas ideas, influencias y conceptos para nutrir y catalizar nuestro propio viaje creativo.

A medida que explores las lecciones de este libro, nos sumergiremos en un viaje que cuestiona las nociones convencionales de la creatividad y nos orientará hacia un enfoque innovador y estimulante. Un enfoque que nos animará a liberarnos de la presión de ser completamente originales y, en cambio, a abrazar nuestras influencias de manera consciente y creativa.

Aprenderás desde cómo aplicar estos principios en tu propia búsqueda de ideas, la importancia de copiar en abundancia para forjar una base creativa sólida, hasta el papel crucial de tu entorno y rutina en la formación de tu creatividad.

Entonces… ¿Empezamos?

Roba Como un Artista

Dicen que la originalidad es la joya más preciada en el mundo de la creatividad. Sin embargo, Austin Kleon nos desafía a repensarlo de nuevo. La primera lección del libro nos invita a abrazar la idea de que robar está lejos de ser un acto negativo cuando se trata de la creatividad; de hecho, es esencial.

Los artistas, escritores, músicos y creativos en general están inmersos en un mar de influencias. Nuestras obras son un mosaico de las experiencias que absorbemos a lo largo de nuestras vidas. Es vital reconocer que todo lo que creamos es el resultado de una intersección de diversas influencias. La pregunta no es si robamos ideas, sino cómo lo hacemos.

Para ilustrar este concepto, veamos algunos ejemplos convincentes de cómo diversos artistas de renombre han adoptado y reinterpretado las ideas de otros para crear algo nuevo y significativo. Por ejemplo, R2D2 y C3PO, dos de los personajes más queridos de Star Wars, fueron inspirados por dos campesinos buscavidas de la película de samuráis "La Fortaleza Escondida". George Lucas, el creador de la saga, incluso llegó a afirmar que quería contar su historia desde la perspectiva de esos dos personajes tan humildes que había sacado prácticamente de aquella película. Reconociendo así haberse “copiado”.

Este ejemplo destaca que, en lugar de buscar la originalidad a toda costa, podemos encontrar la inspiración en nuestras influencias y darles un giro único. Además, cuando consideramos la historia de las dos principales editoras de cómics, DC y Marvel, descubrimos que a lo largo de los años han compartido personajes y conceptos. Atom y Ant-Man, Deathstroke y Deadpool, Catwoman y Black Cat: ejemplos de cómo se han inspirado mutuamente. Aunque puede parecer que Marvel se inspiró un poco demasiado en ciertos momentos, esta competencia creativa ha llevado a la creación de personajes y narrativas apreciados por millones.

Es decir, esta lección nos recuerda que copiar no es un acto “solitario”, sino un diálogo constante con el mundo que nos rodea. Se trata de tomar lo que nos inspira y darle nuestro toque personal. Algo así como un acto de homenaje a aquellos que nos han influenciado y una manera de contribuir al rico tapiz de la creatividad.

Ahora bien, ¿debemos copiar mucho? ¿O hacerlo es perjudicial?