Introducción
Empecemos con un sencillo ejercicio. Un bate y una pelota juntos cuestan 1,10 dólares. El bate cuesta un dólar más que la pelota. ¿Cuánto cuesta la pelota? Seguramente se te haya venido a la cabeza la respuesta de «10 centavos». Puede que entonces te sorprenda que la respuesta es 5 centavos.
Si lo pensamos detenidamente, si la pelota cuesta 10 centavos, para que el bate valga un dólar más, este tendría que tener un valor de 1,20 dólares. No obstante, 10 centavos es una respuesta intuitiva, atractiva e inequívocamente errónea.
Estudiantes de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos, entre ellas Harvard, MIT y Princeton, realizaron este experimento. Sorprendentemente, el 50 % de los encuestados respondieron de forma incorrecta. La tasa de fallo ascendió hasta el 80 % en otras universidades menos reconocidas.
Estos datos confirman que nos fiamos en exceso de nuestra intuición. Una respuesta plausible viene rápidamente a la cabeza, lo que hace difícil su comprobación de manera lógica. Si la gente cree que una conclusión es verdadera, muy probablemente esté dispuesta a creer argumentos que parezcan respaldarla, aunque sean impugnables.
Los científicos sociales en la década de 1970 opinaban que la gente es generalmente racional y su pensamiento normalmente sano. Las emociones como el miedo, el afecto y el odio explicaban la mayoría de situaciones en que la gente se alejaba de la racionalidad.
En cambio, Daniel, autor de este libro, junto con su socio Amos, buscaron el origen de los errores de la intuición en el diseño de la maquinaria de cognición. De este modo, descubrieron un nuevo modelo cognitivo, incluyendo las ideas de la heurística y los sesgos cognitivos. Un nuevo modelo basado en el pensamiento rápido y automático y el lento y esforzado.
Dos sistemas
A continuación, vas a responder a dos preguntas. ¿Cuál es el resultado de sumar 2 más 2? Sencillo, ¿verdad? ¿Qué tal si ahora te pregunto por la solución de multiplicar 17 por 24? Con este sencillo ejercicio acabas de experimentar los sistemas 1 y 2 respectivamente.
Como habrás podido comprobar, el sistema 1 opera de manera rápida y automática, sin apenas esfuerzo y sin sensación de control voluntario. En cambio, en el segundo caso, habrás sentido la molestia de extraer mucho material de la memoria. El sistema 2 es un proceso esforzado, ordenado y deliberado, ya que podrás haber elegido si hacerlo o no.
Hemos nacido para percibir el mundo que nos rodea, orientar la atención, reconocer objetos y temer a las arañas. Otras actividades, como operaciones matemáticas sencillas o conducir, se vuelven rápidas y automáticas con la actividad prolongada. El conocimiento es almacenado en la memoria y se accede a él sin intención ni esfuerzo.
El sistema 1 es el encargado de enviar sugerencias al sistema 2: impresiones, intuiciones, intenciones y sensaciones. En el caso de que estas sean aprobadas por el sistema 2, las sugerencias pasan a ser creencias y acciones voluntarias. Cuando piensas en ti mismo, estás pensando en el sistema 2.
Tu sistema 2 es activado cuando asistes a un acontecimiento que altera el modelo del mundo que tu sistema 1 se esfuerza en mantener. La sorpresa permite que se active y oriente tu atención: miras detenidamente y buscas en tu memoria una historia que pueda dar sentido al acontecimiento que causa la sorpresa.
El sistema 2 se activa para que el esfuerzo se incremente cuando detecta que estamos a punto de cometer un error, como, por ejemplo, controlarnos antes de soltar una frase ofensiva. El control de la atención se comparte entre los dos sistemas. Te puedes resistir a volver la mirada cuando alguien hace un comentario ofensivo, pero, aunque no gires la cabeza, tu atención se habrá dirigido inicialmente hacia allí.
Por otro lado, nuestro presupuesto de atención es limitado. Si intentamos rebasarlo, estaremos destinados a fracasar. Las tareas exigentes tienden a interferir unas con otras, por lo que es difícil hacer varias a la vez. Puedes comprobarlo tú mismo, preguntándole a un amigo que multiplique 23 x 78 mientras paseáis. Si decide realizar la operación, seguramente se pare en seco.
Mantener la concentración requiere disciplina. ¿Cuántas veces has ido a comprobar qué hay en la nevera durante largas sesiones de estudio? Cuando el sistema 2 está fatigado, el sistema 1 es más goloso y tiene más influencia en nuestra conducta. Por eso solemos decir que el sistema 2 se rige bajo la ley del «mínimo esfuerzo».
Si existen varias formas de conseguir un objetivo, el individuo tenderá finalmente a escoger la acción menos exigente. Algunos experimentos en este ámbito han obtenido resultados inquietantes. Jueces cansados y hambrientos tienden a tomar la decisión más fácil y común de denegar las peticiones de libertad condicional.
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Biografía del autor
Daniel Kahneman
Daniel Kahneman (nacido el 5 de marzo de 1934) es un psicólogo de nacionalidades israelí y estadounidense. Es conocido por su trabajo en la psicología del juicio y la toma de decisiones, así como en economía conductual, trabajo por el cual fue galardonado con el Premio Nobel 2002 en Ciencias Económicas (compartido con Vernon L. Smith). Sus hallazgos empíricos desafían la suposición de la racionalidad humana, que a día de hoy prevalece en la teoría económica moderna.
En 2011, fue nombrado por la revista Foreign Policy en su lista de los mejores pensadores globales. En el mismo año, su libro Pensar rápido, pensar despacio, el cual resume gran parte de su investigación, se publicó y se convirtió en un best seller.
Es profesor emérito de psicología y asuntos públicos en la escuela Woodrow Wilson de la Universidad de Princeton. Kahneman es socio fundador de TGG Group, una empresa de consultoría empresarial y filantrópica. En 2015, The Economist lo enumeró como el séptimo economista más influyente del mundo.
Ficha técnica
Editorial: DEBOLSILLO
ISBN: 8490322503
Temáticas: Crecimiento personal y psicología positiva Analizar y tomar decisiones Desarrollo profesional Audio
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David Sánchez
Muy bueno!!