Introducción
Este libro es una mirada abierta acerca del mundo de los dictámenes de expertos en los que todos nos basamos para tomar decisiones. Explica por qué suelen fallar y cómo podemos hacer para saber cuándo aceptar ciertos consejos y cuándo no.
Equivocados nos muestra por qué muchos de los consejos de expertos no deben ser tenidos en cuenta, al menos como si fueran verdades indiscutibles. El libro pone de relieve las debilidades de los sistemas de adquisición, evaluación y análisis de datos que se utilizan habitualmente.
Pero no todo es negativo: el autor brinda una práctica guía que nos ayudará a separar el trigo de la paja y a encontrar la información realmente útil existente en los dictámenes de los expertos.
Algunas observaciones de los expertos
Los consejos especializados que recibimos son una mezcla compleja de las declaraciones de diferentes tipos de expertos. Las conclusiones científicas publicadas en las revistas de investigación, por ejemplo, suelen convertirse con frecuencia en los principios operativos de nuestros expertos de cabecera. Y en la medida en que las comunidades de expertos locales debaten sobre ideas y prácticas particulares, sus opiniones las tienen en cuenta después funcionarios públicos, líderes de grupos comerciales y expertos de la industria a la hora de hacer declaraciones. Todas estas ideas de los especialistas van y vienen entre expertos locales, formales e informales, y muchas de ellas se derraman sobre nosotros, ya sea cara a cara con los expertos locales, extrayéndolas de las páginas web del Gobierno o de las organizaciones, o sencillamente quedándonos con la opinión que los medios tienen de las cosas. El resultado suele ser un aluvión de consejos contradictorios y, a menudo, erróneos.
Los expertos se suelen esforzar mucho para hacer que parezca que basan sus conclusiones en información sólida, más que en su criterio. Así, millones de personas creen que las guías de consumidor representan el paradigma de los conocimientos objetivos basados en datos cuando se trata de evaluar productos. Las consideran muy útiles para elegir, por ejemplo, un automóvil que esté bien situado en sus listas. Pero, el problema es la variedad de las listas existentes que se excluyen mutuamente. Así, en 2008, el popular utilitario Toyota Yaris subió a los primeros puestos por figurar en las guías del consumidor como de gran fiabilidad y de bajo coste de mantenimiento. Pero también apareció en la lista de los "once peores vehículos", en la que se tildaba al pequeño Yaris de tener una aceleración muy pobre y un cambio de marchas "poco preciso". De acuerdo con esa segunda lista, haríamos mejor en optar por un Chevrolet TrailBlazer, un pesado todoterreno. La situación no mejora necesariamente si buscamos otras clasificaciones parecidas.
Los expertos pueden afectar mucho a nuestras vidas a través de este tipo de clasificaciones, ya que los medios de comunicación nos suministran listas confeccionadas por especialistas sobre todo tipo de cosas, desde dónde vivir hasta qué película ver. Pero detrás de estas conclusiones que suelen parecer serias y fundamentadas se encuentra mucha confusión y desorientación debido a que no se sabe qué es lo que se está midiendo. Por lo general, no existen métodos evidentes o estandarizados para descifrar qué datos proporcionan la información más útil y fiable. Los expertos, al elegir qué datos poner de relieve, están haciendo pasar por hechos lo que en realidad es un criterio muy discutible.
Para ver lo mucho que se pueden liar las cosas, consideremos los meticulosos esfuerzos de los expertos para decirnos a qué escuelas deberían ir nuestros hijos. Así, Newsweek ofrece los "mejores institutos", Forbes publica "las mejores ciudades para educar a su hijo" y Boston Magazine es una de las muchas publicaciones regionales en Estados Unidos que publica una lista de las "mejores escuelas" de la zona. Los diferentes criterios utilizados por estas revistas para juzgar los centros de enseñanza son, por lo general, poco pertinentes y bastante engañosos. Esta fue la opinión de un grupo de 38 inspectores de sistemas de enseñanza secundaria de cinco estados diferentes que solicitaron oficialmente (y en vano) a Newsweek que retirara sus instituciones de su lista, explicando en una carta adjunta que es "imposible saber qué centros de enseñanza secundaria son los 'mejores' de un país. Determinar si diversos centros de enseñanza ofrecen o no una educación de alta calidad exige examinar muchos factores diferentes", una combinación de medidas que ninguno de los estudios puede afirmar haber tenido en cuenta.
Aunque tengan datos de calidad, los expertos se seguirán equivocando la mayor parte del tiempo. Ello se debe a que tienden a caer en varias trampas: errores sistemáticos, pensamiento irracional, el deseo de complacer al público, la simple ineptitud, la falta de supervisión de las instancias más altas y la automaticidad (reconocer o hacer algo sin tener que pensarlo demasiado).