Introducción
La generación que ha alcanzado su mayoría de edad desde el inicio del nuevo milenio usa la tecnología más que ninguna otra. La llamada generación Y (todas aquellas personas nacidas a partir de 1977) no está limitada a ningún país, región o cultura. La encontramos en todos los continentes, en cualquier lugar donde el teléfono móvil tenga cobertura o exista una conexión a Internet. Su principal característica es el uso de la tecnología a la hora de informarse, comunicarse, divertirse, hacer compras y socializar. Para los miembros de esta generación, las recomendaciones de sus amigos influyen mucho en sus hábitos de compra y afectan sobremanera la penetración al mercado tanto de productos nuevos como existentes.
La dinámica económica y social que desencadenó la generación Y, junto con los últimos avances tecnológicos sin precedentes, nos ha introducido en una nueva época que se puede denominar la Edad Social. Esta edad no es un mero siguiente paso de la Edad de la Información, sino que cambia radicalmente nuestra manera de comunicarnos, socializar y colaborar para crear un mundo mejor.
En El factor social, la autora explora el efecto de la Edad Social sobre la economía y las relaciones laborales como consecuencia de tres factores principales: el exceso de información creado en la Edad de la Información; la estandarización de la tecnología, que posibilita el consumo masivo de los medios de comunicación básicos (teléfonos móviles); y la disponibilidad de la comunicación de bajo coste vía Internet (wikis y redes sociales). Estas tres fuerzas están cambiando radicalmente la manera en que las empresas compiten en el siglo XXI. La selección, retención y optimización de la productividad de la fuerza laboral de la Edad Social y el fomento de la colaboración en el mercado global exigen que sus directivos asuman y adopten toda una serie de herramientas basadas en las redes sociales. Únicamente así podrán fomentar la innovación, empoderar a sus empleados, ganar nuevos clientes y satisfacer a los existentes.
Las organizaciones de la Edad Social
Los avances tecnológicos de los últimos 200 años han reducido el coste de la comunicación hasta tal punto, que lo podemos considerar gratuito. La comunicación de bajo coste ha aumentado radicalmente la eficiencia, que, a su vez, ha sido catalizadora de nuevas organizaciones sociales y empresariales. Las estructuras sociales y las sinergias más complejas entre empresas se han hecho posibles y han mejorado hasta extremos increíbles la eficacia en toda clase de sectores.
En la Edad Social, la información se encuentra en la red, entre distintos niveles organizacionales, lo que hace que la comunicación haya que trabajarla y pensarla de maneras diferentes. En la medida en que la economía se globaliza, la estructura de las empresas evoluciona de jerárquica y centralizada a multinacional, descentralizada y optimizada para mercados locales.
No obstante, la estructura multinacional se ha mostrado deficiente por la política de las unidades de negocio locales de duplicar servicios y así adecuarse mejor a los mercados locales, sin tener en cuenta la perspectiva financiera global de la empresa. Por ejemplo, las multinacionales tienden a duplicar algunas de sus soluciones informáticas como consecuencia de las exigencias específicas de sus unidades locales. Esto aumenta el coste general para las tecnologías de la información e introduce la ineficiencia operativa. Las necesidades que provocan dicha duplicación pueden satisfacerse de una manera más rentable teniendo una cadena de abastecimiento informática mejor definida y compartida, que pueda adecuarse a cada región sin tener que duplicarse.
La empresa global integrada es un modelo organizacional más eficiente que la empresa multinacional. En él, los procesos de negocio comunes se estandarizan para rebajar los costes del procesamiento de la información y simplificar la entrega de principio a fin. Las estructuras organizacionales se transforman para ser más ágiles y estar centradas en las comunidades formadas y disueltas de manera fluida para nuevos proyectos y exigencias del mercado o la innovación. Los empleados se juntan para un proyecto en función de sus conocimientos y se dispersan cuando este ha terminado.
Gracias a las nuevas herramientas basadas en redes sociales, la estructura de las empresas se hace más sencilla, inteligente y ágil, capaz de beneficiarse del mercado global integrando el poder y la energía de la “multitud” global. Cualquier empresa puede usar y contar con wikis, blogs, mensajería instantánea, herramientas de colaboración, nubes de etiquetas, smartphones, oficinas virtuales en tres dimensiones, buscadores de empresas personalizados, transacciones estandarizadas y muchos otros servicios que posibilitan la formación de comunidades de usuarios de uno u otro tipo.
Los directivos de las empresas reconocen y aprueban cada vez más los modelos sociales de comunicación e interacción. Algunas compañías incluso han llegado a invertir más del 20% de sus presupuestos para informática en iniciativas de colaboración e innovación con clientes y empleados. El conglomerado europeo Rheinmetall es un buen ejemplo de empresa muy comprometida con las redes sociales y las herramientas de colaboración.
Las redes sociales tuvieron un papel estratégico en el crecimiento de Rheinmetall. Al principio, la empresa experimentó con algunas herramientas sociales como las wikis y los blogs para ver los efectos de su utilización en el entorno corporativo. Como consecuencia, estas herramientas demostraron su utilidad para Rheinmetall en tres aspectos: atrajeron nuevos talentos, lo que reforzó la imagen de la empresa como organización de la Edad Social; supusieron un cambio de paradigma en la comunicación, mejorándola mediante la mensajería instantánea y los blogs; e indujeron cambios evolutivos en la localización de la información (los empleados de Rheinmetall obtienen la información para sus investigaciones desde la Wikipedia y otras redes parecidas).