Introducción
En el mundo actual, el coaching es a la vez una profesión en auge, cada vez más generalizada en todo el planeta, y un estilo de comunicación en expansión adoptado por líderes de organizaciones, de las administraciones públicas y del tercer sector, por profesores, asesores, padres y otros grupos de personas. Este libro describe un enfoque particular del coaching y de la relación de coaching que denominamos coaching co-activo, porque implica la participación activa y colaborativa tanto del coach como del cliente. Las convicciones que subyacen tras el coaching co-activo son las que lo hacen al mismo tiempo poderoso y adaptable.
El modelo de coaching co-activo es un enfoque probado que se basa en muchos años de experiencia trabajando con clientes y coaches en todo el mundo. Este libro describe con detalle el modelo, define las habilidades y las técnicas del coaching co-activo, y presenta ejemplos de conversaciones, así como ejercicios prácticos que te permitirán comprenderlo todo mejor.
Desde nuestro punto de vista, el objetivo del coaching no es resolver problemas, aunque habrá problemas que se resuelvan. El proceso no tiene por objetivos prioritarios mejorar el desempeño, alcanzar objetivos ni lograr resultados, aunque, sin duda, todo eso sucederá a lo largo del tiempo en una relación de coaching eficaz. Creemos que el coaching se orienta fundamentalmente al descubrimiento, la consciencia y la elección. Es una manera de que las personas se empoderen eficazmente y descubran sus propias respuestas, de animarlas y apoyarlas en su camino a medida que van realizando elecciones importantes y capaces de cambiar sus vidas.
El modelo de coaching co-activo
La gente participa en actividades de coaching o se acerca al coaching porque quiere que las cosas sean distintas, quiere acometer algún cambio o tiene objetivos importantes que desea alcanzar. Los mueve lograr objetivos específicos: escribir un libro, montar un negocio o tener un cuerpo más sano. Acuden al coaching para ser más eficaces o estar más satisfechos en su puesto de trabajo o para desarrollar nuevas habilidades que los ayuden a transitar por los cambios que depara la vida. A veces las personas le piden más a la vida: más paz interior, más seguridad, un mayor impacto en su trabajo. Y a veces también quieren menos: menos confusión, menos estrés, menos presión económica. En general, la gente acude al coaching porque quiere mejor su calidad de vida —más plenitud, equilibrio— o una forma distinta de hacer las cosas para satisfacer sus deseos vitales. Cualquiera que sea cada razón individual, todo empieza por el despertar de una motivación en el coachee.
El coaching no es tanto una metodología, sino más bien una relación, un tipo particular de relación. Desde luego, hay habilidades que aprender y una gran variedad de herramientas disponibles, pero el verdadero arte del coaching eficaz radica en la capacidad del coach de trabajar en el contexto de la relación con el coachee. Todos los clientes son únicos, tienen su propio conjunto de circunstancias, objetivos y deseos de cambio personales, capacidades, intereses e incluso hábitos de autosabotaje que son únicos. En términos muy generales, podemos hablar de áreas de interés en las que el cliente a menudo se centra —cambio profesional, transiciones vitales, mejora del desempeño, temas relacionados con la salud y el bienestar— pero solo en los términos más generales. A esta imagen hay que sumarle el hecho de que los objetivos cambian con el tiempo a medida que el cliente se aclara con respecto a lo que es importante, a medida que profundiza en lo que le motiva y alcanza resultados (acción y aprendizaje). No existe un manual de referencia autorizado y universal con diagnósticos estandarizados y soluciones de coaching claramente definidas. El coaching es inherentemente dinámico. Esa es una de sus cualidades fundamentales y una de las razones de su potencia como medio para el cambio. El coaching es personal; crea una relación única y fuerte para el cambio.
En el coaching co-activo, hacemos hincapié en la relación de igual a igual: el coach y el coachee son colaboradores activos. En el coaching co-activo, se trata de una relación —en realidad, de una alianza— entre dos personas iguales y equivalentes cuyo propósito es satisfacer las necesidades del coachee.
Imagina que la relación de coaching es un lugar de avituallamiento donde el cliente se conecta a una fuente de energía y se recarga de la que necesita para superar los obstáculos que encuentra en su vida. No podrá superarlo si su nivel de energía es bajo. Pero el poder no procede directamente del coach, sino de la relación: la sinergia de la energía que el cliente aporta en forma de deseo y motivación, y la energía que el coach aporta en forma de compromiso, habilidades y comprensión del proceso humano de cambio.
Para entender qué es el coaching co-activo y en que se diferencia de otras aproximaciones al coaching nos serviremos en la explicación del siguiente diagrama:
En la parte exterior, mostramos los pilares sobre los que se sostiene el modelo de coaching co-activo. Esos cuatro pilares constituyen la estructura de apoyo necesaria para que exista una relación comprometida y empoderada entre el coach y su cliente. En la parte central del diagrama representamos el corazón del modelo, es decir, los objetivos que puede tener una persona que se acerca a una relación de coaching. Veremos que el foco del cliente puede estar en un objetivo de plenitud, de búsqueda de equilibrio o de cambiar las formas de hacer las cosas (proceso). Por último, en la parte exterior del diagrama vemos una estrella de cinco puntas. Cada punta representa un ámbito donde el coaching puede desarrollarse.
A continuación, veremos en detalle cada una de las partes que conforman el modelo de coaching co-activo.