Capitalismo consciente

Introducción

En la actualidad, a nadie se le escapa que existe una desconfianza creciente en las empresas por parte del público general. El capitalismo como sistema potente y dinámico, ha perjudicado el bienestar de muchos trabajadores y del medio ambiente, aunque haya generado una gran prosperidad material. No podemos olvidar que, desde su nacimiento durante la revolución industrial, el capitalismo de libre mercado ha maximizado nuestra capacidad productiva y, en consecuencia, nuestra calidad de vida.

Y es que, el capitalismo ha sacado más personas de la pobreza que cualquier otra idea o institución. Desde 1800, los ingresos per cápita se han multiplicado 15 veces. El porcentaje de personas viviendo en pobreza extrema ha pasado del 90 al 9 por ciento. La expectativa de vida se ha doblado. La población se ha multiplicado por 7 y la alfabetización ha pasado del 12 al 86 por ciento.

Este sistema se basa en las ideas del economista y filósofo Adam Smith, el cual detectó que la búsqueda del interés particular de los individuos era el fundamento para que las sociedades que se basan en la libertad personal puedan aprovechar el poder autoorganizativo de los mercados. Sin embargo, pocos recuerdan que 17 años antes, Adam escribió la teoría de los sentimientos morales, un libro sobre la disposición de los humanos para cuidar de los demás, sin tener en cuenta su interés particular.

Si hubiéramos integrado estas dos dimensiones, la necesidad humana de cuidar de los demás y el impulso del interés particular, habríamos creado un fundamento intelectual y humano mucho más rico que el capitalismo que tenemos hoy en día. Durante demasiado tiempo, el avión del capitalismo ha volado con un único motor. La idea de que el único propósito de las empresas es generar ingresos para sus accionistas y que todo lo demás es un medio para ello, continúa siendo un modelo mental dominante.

En respuesta a ello, surge el capitalismo consciente, el cual propone una nueva forma de hacer negocio en la que las organizaciones son tan humanas como las personas que trabajan en ellas. A continuación, veremos cómo aplicar los fundamentos del capitalismo consciente no sólo hará que tu empresa sea más humanitaria, sino que también hará que prospere económicamente.

Capitalismo de libre mercado versus capitalismo consciente

¿Cómo podemos entonces trascender el capitalismo de libre mercado hasta llegar al capitalismo consciente? ¿Cómo podemos hacer que nuestra empresa sea rentable y compasiva a la vez? El capitalismo consciente se basa en cuatro principios esenciales:

1. Propósito superior más allá del lucro; el cual inspira, atrae y da energía a sus agentes implicados.

2. Integración de los agentes implicados. El capitalismo consciente tiene en cuenta tanto a los clientes como a los empleados, proveedores, inversores, comunidades y al medio ambiente. En definitiva, este principio requiere despojarse de la idea de que las concesiones y sacrificios son necesarios y pasamos a encontrar sinergias.

3. Liderazgo consciente. Los líderes de las empresas conscientes trascienden los limitados intereses particulares. Su principal motivación es el propósito y el servicio a los demás. Guían, motivan, desarrollan e inspiran a la gente. Una empresa que sólo utilice incentivos económicos atraerá líderes a los que sólo les interesa el dinero.

4. Cultura consciente. La mayoría de empresas se basan en el miedo y en un estrés perjudicial para la salud. Las organizaciones conscientes fomentan una cultura con altos niveles de confianza, autenticidad, transparencia y verdadero cuidado de los demás.

No hay duda de que la rentabilidad de una empresa depende de su capacidad para incrementar ingresos y su eficiencia. Sin embargo, las empresas conscientes son mejores en este ámbito porque están mejor conectadas con las necesidades de sus clientes.

Por ejemplo, se focalizan en invertir dinero allí donde más eficiente es, como en empleados de base y buenos proveedores. También ahorran en aquello que no aporta valor, como las campañas de marketing excesivas.

Como resultado, generan mayor pasión y compromiso por parte de los empleados. Atraen a clientes encantados. Conectan con proveedores leales e innovadores. Esto genera una buena reputación para atraer empleados, clientes, inversores y el apoyo de los ciudadanos.

Por otro lado, su impacto positivo con el medio ambiente genera una buena relación con los gobiernos y los medios de comunicación. Como muestra, entre 1993 y 2009, las empresas sostenibles superaron en rentabilidad a aquellas que no lo eran en un 4,8 por ciento anual.

Un estudio de la universidad de Michigan demostró que las empresas entre las 20 primeras en el índice de satisfacción de los clientes estadounidenses superaban la rentabilidad del Dow Jones en un 90 por ciento, la del S&P500 en un 201 por ciento y el NASDAQ en un 335 por ciento en un periodo de 6 años.

Un estudio de la London Business School concluía que las 100 mejores empresas en las que trabajar mejoraban todos sus indicadores de rendimiento entre un 2,3 por ciento y un 2,8 por ciento entre 1984 y 2011. Sin embargo, se percataron de que había un retraso de 4 o 5 años para que estos efectos se vieran reflejados en el ámbito económico. Es necesario ser paciente para obtener resultados.

Pero no basta con publicar los valores de la empresa en la página web. La combinación de buenas prácticas empresariales, unidas a los cuatro pilares llevará a las empresas a un éxito operativo superior y las convertirá en un agente de la prosperidad social. Las empresas conscientes mejoran la rentabilidad del S&P 500 en un ratio de casi 9 a 1 (2007), en 2014, el ratio subió a 14 a 1.

Los líderes y los emprendedores están reimaginando las empresas como un vehículo para el servicio, para la elevación de la humanidad, en lugar de una forma para ganar todo el dinero posible. La mentalidad antigua se aprovecha de la ignorancia o vulnerabilidad de las personas. Una verdad esencial de la vida es que debemos luchar por hacer lo correcto por las razones correctas. Desafortunadamente, muchos directivos fijan objetivos difíciles de precio de acciones, beneficios, etc. que acaban perjudicando a los demás agentes.

No obstante, tenemos que diseñar una estrategia y un modelo económico que sea capaz de sobrevivir en el mercado. Si encontramos una necesidad de mercado, una proposición de valor viable, y procesos eficientes, sostenibles y beneficiosos; en ese caso, el capitalismo consciente nos permitirá conseguir más éxito y que su significado sea más duradero.