Antes te he dicho que motivar no funciona, entonces… ¿qué funciona? La respuesta la encontramos en la base de la ciencia de la motivación y en nuestras tres necesidades psicológicas: autonomía, relaciones personales y competencia.
Las tres son muy importantes ya que son universales, no importa el género, raza, cultura o generación; nuestra motivación será simple o compleja dependiendo de lo satisfechas que se encuentren nuestras necesidades psicológicas.
Comencemos con la primera: autonomía. La autonomía es la necesidad psicológica de percibir que tenemos opciones, de sentir que aquello que hacemos depende de nuestra voluntad. Que nosotros somos el origen de nuestras acciones.
Piensa un momento, ¿qué es lo que ocurre cuando quieres dar de comer a un bebé?, ¿qué es lo que hace cuando llevas una cuchara llena de papilla a su boca? Quiere coger la cuchara, quiere hacerlo él mismo, quiere ser el origen de la acción que lleva la comida a su boca.
Durante los últimos veinte años, varios estudios han puesto de manifiesto que nunca perdemos la necesidad psicológica de autonomía. Por ejemplo, la productividad aumenta considerablemente cuando los obreros de una planta de producción tienen la autorización para parar la línea de montaje. Y lo mismo ocurre con los empleados del banco.
La autonomía no significa que los directores sean permisivos o que no hagan su trabajo, sino que los empleados sientan que su voz es escuchada en la empresa. Si los trabajadores no sienten ese poder, su autonomía se reduce, igual que la productividad y el rendimiento.
La segunda necesidad psicológica son las relaciones personales. Relacionarse es la necesidad de preocuparnos por los demás y de que los otros se preocupen por nosotros; es la necesidad de comunicarnos con otros, de saber que formamos parte de algo.
Hace algunos años me contrataron para dar una conferencia a un centenar de directivos. Cuando me subí al escenario para iniciarla, la presentadora me dijo que el público estaba exhausto y algo inquieto. Además, me dijo que otros conferenciantes se habían quejado porque los asistentes no les prestaban atención.
Estas advertencias encendieron mi naturaleza competitiva: ¡se iban a enterar!
Tres minutos después de empezar ya estaba mordiendo el polvo. Ni una sola persona me estaba mirando. Entonces, decidí hacer algo que nunca me había atrevido a hacer: me callé y me quedé allí, esperando y esperando.
El silencio funcionó, poco a poco los asistentes sintieron curiosidad y me empezaron a prestar atención. Les dije: “Hagamos un trato, permítanme quince minutos, si no digo nada que valga la pena en ese tiempo, podrán volver todos a sus móviles”.
De repente, un joven dijo: “Bueno, yo puedo hacer varias cosas a la vez, ¿no?”.
Me acerqué a él y le dije de broma en voz alta: “Podrías, si fueras una mujer”. Todos estallaron en carcajadas. Luego, el joven alzó los ojos, sonrió y respondió: “Vale, dame lo mejor que tengas”.
Después de esto, descarté por completo mi conferencia y comencé un debate con el grupo acerca de lo que acababa de ocurrir. Les conté cómo me sentí cuando me ignoraron y ellos me contaron el miedo que sentían de dejar sus móviles y no poder comunicarse con los demás.
Fue interesante analizar cómo ninguno de nosotros podía satisfacer la necesidad básica de relacionarse.
El papel que desempeñas como líder tiene que ayudar a que los empleados se relacionen plenamente en la oficina: preocuparse por los demás y sentir que los demás se preocupan por uno, sentirse valorado sin segundas intenciones y formar parte de objetivos más grandes que uno mismo.
Puedes hacer esto prestando atención a lo que sienten, dedicar tiempo a comprender sus emociones y entrar en el plano personal.
Finalmente, la última necesidad psicológica: la competencia.
¿Alguna vez te has quedado fascinado mirando cómo un niño aprende a caminar?, ¿qué te llama la atención? Que se cae mucho. Nunca te preguntas por qué se cae. Es obvio que está aprendiendo. Pero, ¿por qué vuelve a levantarse? Cuando logra ponerse de pie para intentarlo de nuevo, ¿por qué se ríe?
La respuesta es que se alegra de aprender, de crecer, de adquirir dominio de sí mismo. Eso es la competencia: es demostrar que sabemos hacer algo, es sentir que crecemos y mejoramos.
La competencia está muy presente principalmente en el ámbito del estudio y del trabajo. Ambas requieren de un continuo proceso de aprendizaje y capacitación. Sin embargo, los métodos tradicionales pretenden hacer que te esfuerces en mejorar tus habilidades mediante premios y castigos. Y eso no sirve.
Cuando involucras una recompensa en la competencia, desaparece el beneficio intrínseco de la misma. La gente ya está motivada para seguir capacitándose, no necesitan incentivos externos. Lo que necesitan es sentirse competentes en todas las áreas de su vida y, sobre todo, en aquellas a las que dedican más tiempo.
Recuerda que estamos hablando de las necesidades psicológicas de las personas: autonomía, relaciones personales y competencia. Las tres son muy importantes y funcionan como un dominó; si falla alguna, las otras tambalean. Pero cuando las tres funcionan en armonía, significa que existe un equilibrio en el ARC.
ARC es una sigla que se utiliza para referirse al equilibrio y armonía de las tres necesidades en su conjunto. A partir de ahora, nos referiremos a estas de esa manera.
Mantener un equilibrio en el ARC es fundamental para tener una Actitud Motivacional Óptima, sin embargo, las necesidades psicológicas no son lo único que entra en el juego de la motivación. Existe otro elemento importante.
Juan Tejeira
Un libro que añado a mi lista de deseos, recomendado 100%
RODRIGO CHANG
Sin duda, este es uno de los mejores resúmenes que he leído, excelente libro, en un futuro lo compraré. Saludos Amigos
Armando Sánchez
Simplemente magnífico. Ahora a ponerlo en práctica.
Ricardo Manuel Bodero Carrillo
Se habla mucho de las teorías motivacionales, pero este libro da en el meollo. Excelente presentación de cómo enfocar la verdadera motivación para el liderazgo y gestión de las personas. ¡¡¡MUY BUENO!!! Recomiendo comprarlo.
NACHO MACHADO
Excelente libro, sin rodeos, buenos ejemplos y con mucha claridad!
Baldomero Diaz Aguirre
Excelente y Recomendable!
Mateo Vera Matienzo
Fue uno de los mejores que he leído!! Estoy preparado para llevar la motivación de manera correcta.
Martin Estanislao Dasso
Top 10 si o si, entre los mejores de Leader!
Isaac Aguirre
Gracias! me hizo comprender por qué unas cosas las sentía de "a fuerzas" y otras no