Introducción
Todos quisiéramos tener dinero y vivir en la abundancia. Estamos fascinados por los que lo ya lo lograron. Nos gustaría saber cómo lo hicieron y cómo podríamos conseguirlo nosotros.
La única verdad es que la diferencia entre los ricos y los que no lo son es que los primeros comprenden y hacen las cosas que los demás no hacemos ni comprendemos. Los ricos siguen unas reglas de comportamiento que los han ayudado a alcanzar la fortuna y estas reglas son lo que los separan de todos los demás.
El famoso autor de Las reglas del trabajo, Richard Templar, se ha esforzado por codificar ese comportamiento para que lo podamos imitar y llegar a mejorar nuestra posición financiera. En concreto, nos cuenta lo siguiente: lo que hacen las personas para ganar dinero; cómo siguen ganándolo, en una suerte de círculo virtuoso; cómo lo mantienen una vez obtenido; cómo lo gastan; cómo lo invierten; cómo lo disfrutan; y cómo lo donan de forma altruista (afortunados ellos).
El peculiar estilo del autor puede hacernos reír en algunas de las descripciones que hace, pero sus consejos, lejos de quedarse en meras recomendaciones de sentido común, se basan en una sólida premisa: la prudencia.
Pensar en el dinero
Decidir cuál es nuestra definición de la riqueza.
Si no tenemos un objetivo, no podemos asumir pretensiones. Si no tenemos un destino, no podemos salir de casa. Si no tenemos una definición de lo que es la riqueza para nosotros, no podemos juzgar o comprobar nuestro éxito.
Una de las posibles definiciones de riqueza es tener lo suficiente para no tener que preocuparse por tener lo suficiente. En otras palabras, sentirse “cómodos” desde el momento en que empezamos a contar en miles en vez de en euros. Es decir, saber cuánto tenemos, cuánto necesitamos y cuánto podemos gastar hasta la siguiente unidad del millar.
Marcar nuestros objetivos. Al definir lo que significa la riqueza para nosotros ya sabemos dónde queremos llegar. Establecer objetivos es marcarnos un calendario para llegar al destino. Es como cuando conducimos a un determinado lugar: necesitamos saber a qué hora tenemos que salir de casa; a qué hora esperamos llegar; qué camino tenemos que tomar; qué vamos a hacer cuando lleguemos allí…
Hacer dinero es parecido. Tenemos que saber de antemano lo que significa para nosotros alcanzar la riqueza, cómo intentamos llegar allí, cuánto tiempo esperamos que nos lleve y qué vamos a ser capaces de hacer con nuestro dinero cuando lo consigamos. Nuestro objetivo ha de ser realista, honesto y alcanzable.
Descubrir cuáles son nuestras creencias sobre el dinero y de dónde proceden. Todos crecemos con mitos sobre el dinero. Muchos de ellos proceden de nuestros padres y de la forma en que nos educan. La mayor parte de nosotros creemos cosas como que el dinero sólo lo hacen los avaros y los deshonestos; que el dinero corrompe; que la felicidad y el dinero hacen mala pareja; que, de alguna forma, es mejor ser pobre; que no se es rico porque no se quiere; que hay que trabajar muy duro para hacerse rico, etc.
La gente adinerada no tiene ninguno de estos cargantes mitos sobre el dinero que tenemos los pobres, bien porque los han abandonado o porque nunca los han tenido. Nosotros deberíamos abandonarlos también, para partir con una mejor oportunidad de conseguirlo.
Entender que el dinero hace dinero. No hay mayor verdad que esta: el dinero hace dinero. Si gastamos todo lo que ganamos, esta regla nunca funcionará para nosotros. Tenemos que apartar dinero para fines de reproducción. Si tenemos una granja de conejos y matamos y comemos todos los conejos, no nos quedará ninguno para seguir adelante.
No se trata de una ciencia complicada, pero es sorprendente la forma en que muchas personas no la captan. Cuando nuestro dinero comience a reproducirse, solo entonces podemos reinvertir parte y gastar parte, pero no lo podemos gastar todo porque no nos quedará más. Por eso conviene que: (a) apartemos algún dinero con el fin de que se reproduzca; (b) apartemos un poco para gastar; (c) tenemos que reinvertir la mayor parte para formar una buena y saludable reserva.
Conocer la diferencia entre precio y valor. A veces nos encontramos con que una botella de 100 euros en un restaurante de lujo la podemos encontrar por 5 euros en la tienda de la esquina. Esto es así porque en el restaurante no estamos pagando únicamente el vino; estamos pagando por el ambiente, el servicio, la situación, la buena compañía, la privacidad, la tradición, la comida, la elegancia y todo lo que nos rodea. Creemos conocer el precio de algo, pero el valor es mucho más que eso.
Algo vale solo lo que la gente está dispuesta a pagar por ello. Un catálogo puede decir que el valor de un cuadro es de 500 euros, pero eso solo será verdad si alguien está dispuesto a pagarlos. El precio de algo puede ser mucho menor que su valor real, para nosotros o para cualquier otra persona. O mucho mayor. Si queremos mejorar nuestra economía merece la pena que estudiemos la diferencia entre precio y valor.
Conocer cómo piensa el rico. Si de verdad queremos tener fortuna, tenemos que aprender cómo piensan los que la han conseguido. Necesitamos conocer su jerga y su idioma, dónde comen y viven, cómo trabajan y se relajan, cómo invierten y ahorran. También conviene que hablemos con personas acaudaladas, que les hagamos preguntas, leer cosas sobre ellas (las entrevistas y autobiografías pueden estar llenas de ideas). En resumen, necesitamos estudiar el dinero si queremos aumentar la prosperidad.
Luis Alejandro Agudelo
Es un buen libro para obtener algunas bases de como obtener riqueza. No es el que más recomendaría pero está bueno.